Las naciones modernas aprovechan la tecnología avanzada para mejorar sus fuerzas de defensa, abarcando sistemas de comunicación, equipamiento de monitoreo de inteligencia y facilidades de centros de mando, todo con el objetivo principal de salvaguardar la seguridad nacional.
Dada la naturaleza única y altamente sensible de la seguridad nacional, los dispositivos de almacenamiento en estas aplicaciones enfrentan una multitud de desafíos. La seguridad de los datos es de suma importancia. Un riguroso algoritmo de cifrado asegura la adecuada protección de la inteligencia militar clasificada. El segundo desafío se refiere a la necesidad de operación estable en entornos adversos, lo que requiere una alta durabilidad para resistir vibraciones y fluctuaciones de temperatura. Por último, las velocidades de lectura/escritura elevadas son esenciales para el almacenamiento eficiente de datos a fin de cumplir con diversos requisitos tácticos. Al salvaguardar los datos de combate, asegurar la precisión táctica y garantizar la efectividad estratégica, es posible optimizar la seguridad nacional, y así, preservar la soberanía y las capacidades de defensa de una nación.