Sistemas embebidos suelen caracterizarse por su tamaño compacto, bajo consumo de energía, y alta flexibilidad y funcionalidad. Con la llegada de la inteligencia artificial, la integración de la IA con sistemas embebidos ha llevado a la mejora de diversos productos y tecnologías, mejorando así la eficiencia general y la comodidad.
En espacios limitados, los dispositivos de almacenamiento deben funcionar a altas velocidades y con baja latencia. Al mismo tiempo, algunos sistemas se despliegan en entornos especiales, enfrentando desafíos como golpes, caídas y otros factores disruptivos. Por lo tanto, la alta durabilidad y confiabilidad también son primordiales. Los dispositivos de almacenamiento en aplicaciones embebidas deben seleccionarse cuidadosamente, considerando factores como rendimiento, consumo de energía y confiabilidad para lograr un rendimiento constante y sostenido.